La jornada comenzó con un encuentro en el estudio y proyección de un video con la vida y obra de Henri Cartier-Bresson.  Luego el grupo partió en micro hacia un lugar de la ciudad para poner la cámara en acción.
	Cada paso, cada gesto, era motivo para el disparo fotográfico, tomando con precisión la organización compositiva que tanto le preocupaba a Cartier-Bresson y atentos al instante justo para la imagen atractiva.
Al regreso en el estudio se pusieron en común las tomas realizadas.  Y el día terminó en el Café Acuarium conversando acerca de lo vivido  compartiendo una cena con sorteos y premios, y brindando por el día del fotógrafo y todos los momentos que la vida nos brinda para compartir nuestros hobbies y placeres.